Me gusta como suena tu voz cuando al descolgar el teléfono dices: "Buenos días, señorita", y una sonrisa fugaz se dibuja en mis labios al comprobar una vez más lo que me pone el tono de tus palabras, por genéricas que éstas sean.
Me gusta la manera en que cuando evalúas algo que no te convence o te pones cachondo, inclinas ligeramente la cabeza hacia abajo, y levantas únicamente los ojos sin moverla.
Me gusta como se te afila la mirada en estos momentos, y tus ojos oscuros y profundos se vuelven aún más penetrantes.
Me gusta cuando te tocas el labio superior con la punta de la lengua y me miras fijamente, provocándome con aplastante deliberación, cual animal seguro de tener cercada a su presa.
Me gusta sentir como me clavas los colmillos hasta el fondo, apresándome tuya.
Me gusta como suena la palabra sumisa de tu boca.
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